Fundación Mapfre nos trae una serie de consejos para poder centrarnos en el presente y…
Nace el primer Decálogo de Bienestar Digital
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- Redacción Mi Empresa es Saludable
- 6 agosto 2024
- Bienestar emocional
¿Sabías que el 50% de la población considera que no tiene un buen bienestar digital?
En el marco del proyecto “Bienestar Digital: La vida digital que SÍ. Menos contaminante, menos estresante” y de la mano de los expertos Manuel Armayones, Doctor en Psicología e investigador en la relación entre nuestra salud y el uso de las tecnologías, y Esther Paniagua, periodista, autora y profesora especializada en el impacto social y medioambiental de la digitalización, ING ha llevado a cabo el I Decálogo de Bienestar digital.
Si bien es innegable que la tecnología ha mejorado nuestra calidad de vida, es crucial ser conscientes de los efectos adversos que puede tener su uso excesivo, y como puede tornar esa mejora en una desventaja.
Este decálogo de buenas prácticas tiene como objetivo visibilizar y concienciar sobre las consecuencias de la contaminación digital y los efectos que el consumo excesivo del mundo digital tiene en la salud y el planeta, fomentando así el bienestar digital de la sociedad.
Manuel Armayones: «Pequeños gestos pueden tener un alto impacto, por ejemplo, si utilizamos el modo avión cuando necesitamos centrarnos en un tema concreto, o si hacemos una selección de las notificaciones que realmente queremos recibir, podemos lograr aumentar nuestro bienestar mental notablemente».
Esther Paniagua: «es fácil ver el impacto de las acciones físicas en el medio ambiente, pero somos menos conscientes del efecto de nuestro comportamiento digital en el planeta: desde las compras digitales hasta el uso de la inteligencia artificial, pasando por los emails que enviamos, el contenido que consumimos o las fotos que guardamos. Con algunos simples gestos y cambios de hábitos online podemos contribuir a reducir la contaminación que producimos».
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Tomar conciencia
Sólo el 5,6% de la población es consciente de que internet y las tecnologías digitales contaminan. De hecho, si internet fuera un país, se estima que sería entre el cuarto y sexto más contaminante del mundo. Por otra parte, según algunos estudios, los españoles dedicamos diariamente más tiempo frente a las pantallas que durmiendo. Datos como estos nos ayudan a tomar consciencia del efecto de la digitalización en el bienestar de las personas, la sociedad y en el planeta. Ser conscientes de que internet SÍ tiene un impacto tanto en el medioambiente como en nuestra salud mental, nos puede ayudar a encontrar la motivación para dar el primer paso para adquirir nuevos hábitos digitales que nos permita consumir la tecnología de una forma más saludable, equilibrada y consciente.
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Apagar el móvil en momentos clave
Aunque el 62,6% de las personas reconoce la importancia de apagar el móvil en momentos clave, solo el 39.6% lo hace habitualmente, según el I Estudio ING Bienestar Digital*. Un pequeño cambio que puede ser transformador. Al activar el modo avión en esos momentos en los que necesitamos concentrarnos, eliminamos distracciones y mejoramos nuestra capacidad de enfoque. A largo plazo, este hábito puede tener un impacto positivo en la salud mental, permitiéndonos disfrutar más, cultivar tiempo de calidad y fortalecer las relaciones sociales con quienes nos rodean.
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Practicar limpiezas digitales
Borrar archivos en nuestros dispositivos no solo puede ser liberador sino además positivo para el medio ambiente. El 60% de los emails que recibimos ni los abrimos, creando una sensación de que siempre hay algo pendiente. También guardamos imágenes que nunca usaremos ni volveremos a ver, hasta un 83%. Limpiar la galería de fotos de nuestros dispositivos y de la nube, eliminar los correos electrónicos antiguos o prescindibles (publicidad, mensajes, duplicados, etc.), desactivar la descarga automática de archivos en aplicaciones de mensajería o borrar contenido de nuestras redes sociales periódicamente, puede contribuir a la sostenibilidad de nuestro planeta, reducir nuestra “carga cognitiva” que redunda también en nuestra privacidad. Al final, se trata de aplicar la filosofía decluttering de Marie Kondo a lo digital.
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Evitar divagar en redes sociales
Las redes sociales han transformado la forma en que muchas personas interactuamos, compartimos contenido y nos relacionamos con el mundo que nos rodea, pero debemos aplicar normas sociales cívicas online del mismo modo que las tenemos en el mundo físico. Por ejemplo: evitar publicar a deshora, o simplemente centrarnos en la persona con la que estamos, sin consultar nuestro móvil. Además, fijar un tiempo de uso máximo para no divagar en ellas puede mejorar nuestro bienestar mental. Al mismo tiempo, todo ello también sirve para reducir la huella de carbono de nuestra actividad online, ya sea como consumidores o como creadores.
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Personalizar o silenciar notificaciones
Con cada notificación que recibimos, nuestro cuerpo libera dopamina, la hormona asociada a la recompensa y el placer, lo que nos genera la necesidad de estar siempre conectados. Silenciar las notificaciones en aplicaciones que no sean de extrema necesidad o reducirlas a casos muy concretos puede ayudar a reducir el estrés que sufrimos y mejorar así nuestra salud mental. De forma indirecta puede también contribuir a la huella de carbono digital, al reducir el tiempo de uso de los dispositivos.
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Evitar la luz azul antes de dormir
Cada día pasamos más tiempo frente a las pantallas que durmiendo, ya sea navegando por internet o viendo la televisión. La mayoría de nosotros revisamos el móvil justo antes de dormir, pero este hábito puede afectar negativamente la calidad de nuestro sueño.
Evita los dispositivos al menos dos o tres horas antes de acostarte. Al hacerlo, notarás una mejora significativa en la calidad de tu sueño, lo que a su vez impactará positivamente en tu salud y bienestar general.
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Reducir las descargas y envíos
Cada vez que descargamos un GB de datos o guardamos algo en la nube, estamos emitiendo 7 kilogramos de CO2 y utilizando 200 litros de agua para refrigerar los centros de datos. Además, enviar un email con un archivo adjunto consume tanta energía como dejar una bombilla encendida durante 24 horas. Tomarse un momento para pensar si realmente es necesario descargar ese archivo o enviar ese correo puede ser un pequeño gesto que, sumado al de todos, tenga un impacto enorme en nuestro planeta.
A menudo no somos conscientes del tiempo que pasamos conectados al móvil o consumiendo contenidos online. Revisar regularmente el tiempo que usamos nuestros dispositivos nos puede ayudar a ser más conscientes y responsables con la tecnología. Existen aplicaciones sencillas que nos ayudan a monitorizar y gestionar nuestro tiempo de uso.
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Evitar el consumo impulsivo y el abuso de ciertas herramientas
En el mar de pantallas y notificaciones, es fácil perderse en el ‘scroll infinito’ y ver vídeos en bucle, que representan más del 65% del tráfico mundial de datos. Las interacciones rápidas, como los ‘me gusta’, reacciones y retuits, también contribuyen a nuestra rutina diaria en el mundo digital. Y cada vez más también la consulta y uso de asistentes de inteligencia artificial (IA). Cada una de estas acciones tiene una huella de carbono, y algunas son especialmente intensivas en consumo de electricidad, especialmente aquellas relacionadas con la IA y el blockchain (la tecnología detrás de las criptomonedas, las NFT y otras aplicaciones).
Reducir el uso compulsivo de estas herramientas no solo beneficia nuestra salud mental, sino que también ayuda a disminuir la contaminación ambiental.
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Elegir servicios responsables
Cuando hablamos de servicios digitales, la diferencia en impacto ambiental puede ser sorprendente. Imagina que, al usar buscadores, la opción más ecológica puede tener una huella de carbono hasta un 74% menor que la de otros.
Si elegimos proveedores de búsqueda, correo electrónico, herramientas de inteligencia artificial, criptomonedas, NFTs, etc. más sostenibles, podremos contribuir significativamente a reducir el consumo de electricidad y agua, y las emisiones de CO2. Además, en muchos casos las opciones menos contaminantes son también más respetuosas, menos invasivas y más seguras, al no recopilar nuestros datos.
- Desconectar para reconectar
Establecer momentos en los que te alejas de los dispositivos electrónicos puede ser una manera poderosa de revitalizar tu bienestar. Dedicar tiempo a actividades sin pantallas te permite reconectar contigo mismo, disfrutar de la compañía de tus seres queridos o simplemente a disfrutar del dolce far niente. Este equilibrio entre la conectividad y el descanso puede contribuir a mejorar nuestro bienestar mental, social y medioambiental. Busca tus «refugios de bienestar digital».
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