Mejorar la postura en el trabajo no es solo una cuestión de bienestar, lo es también de rendimiento y de calidad de vida propiciada por unas excelentes condiciones laborales. Porque mejorar la postura en el trabajo redunda en la disminución de los trastornos musculoesqueléticos (TME), una de las principales causas de baja por incapacidad temporal en nuestro país.
Estrategia empresarial y proactividad profesional
Aliviar las dolencias o TME, evitarlos incluso, no depende de tomar una sola medida o de emprender una acción exclusiva desde la empresa. Tanto organización como profesionales han de adoptar una actitud proactiva que haga frente a todos esos factores causantes, aquellos que han sido determinados por personas expertas en seguridad y prevención: factores físicos, organizativos, psicosociales, etcétera.
Dentro de los factores físicos, las posturas en el trabajo constituyen un elemento esencial. Y no solo las que denominamos posturas forzadas, las que implican los constantes movimientos repetitivos o las que exigen ejercer fuerza. También aquellas que promueven el estatismo o la falta de movilidad.
De hecho, en los que conocemos como trabajos de oficina, estas últimas son las que arrastran consecuencias más severas. Y para contrarrestarlas, es necesario adoptar una estrategia, desde la dirección empresarial, que aborde la evaluación de riesgos con el fin de evitarlos, combatirlos o amortiguarlos. Y por parte de las plantillas, que promueva los descansos, la movilidad y la adopción de buenas posturas.
Claves para mejorar la postura en el trabajo
Saber cómo mejorar la postura en el trabajo para evitar problemas de salud frecuentes causados por una mala ergonomía resulta de vital importancia hoy en día. Si sumamos dichas claves a ciertos hábitos que favorecen la postura en el trabajo, estaremos poniendo los cimientos de un cuidado postural óptimo, incluso en situaciones de teletrabajo.
Algunas de las recomendaciones comunes son:
- Apostar por un diseño ergonómico del espacio de trabajo, donde se integren todos aquellos elementos necesarios para hacer posible la adopción de posturas correctas: reposapiés, sillas ergonómicas adaptables, elevadores de pantallas, etc.
- Recibir y ofrecer formación sobre cómo evitar malas posturas, cómo corregir las ya asumidas y cuáles son las posibles consecuencias de no tomar medidas al respecto, tanto para la empresa como para los equipos de trabajo.
- Apelar al sentido común en aspectos básicos, que, sin embargo, solemos pasar por alto. Nos referimos a medidas como: regular la altura de la silla, de tal manera que podamos apoyar los pies sobre el suelo; no reducir el espacio disponible bajo la mesa de trabajo, de tal forma que podamos estirar las piernas; colocar la pantalla del ordenador justo delante, a una distancia mínima de 50 cm y a la altura de los ojos, reducir el uso del portátil o adaptarlo mediante elementos externos: ratón, teclado, soporte, etc., emplear altavoz o utilizar auriculares para evitar un mal uso del teléfono, es decir, apoyado contra el hombro y sujetado con tu barbilla… La lista es larga y asumible.
- Variar la carga física y mental, otra gran opción que permite no solo aliviar la tensión del cuerpo, sino aquella que acumulamos en la mente y que puede acabar manifestándose en forma de estrés o ansiedad. Esta última solución es más fácil de aplicar en tanto en cuando las plantillas cuentan con mayor autonomía para gestionar sus propias tareas en función de los objetivos propuestos. Así, pueden alternar posiciones (sentados, de pie y andando) para ejecutar tareas con el ordenador, consultas a compañeros o compañeras, etc., como crean necesario, aliviando así la carga física y evitando las posturas forzadas por mucho tiempo.
Son muchas las medidas que deben abordarse para cuidar de la salud a través de la ergonomía. De hacerlo bien depende el bienestar a largo plazo.